sábado, 30 de enero de 2010

Haga una lista, haga una lista, haga una lista

Haga una lista.

Haga una lista, haga una lista, haga una lista... y haga una lista.

Cuántas veces habrá que decírselo a la gente para que entienda?

Diariamente el mundo nos está bombardeando con información que nos afecta, directa o indirectamente. Esa información nos genera compromisos y obligaciones, ante los cuales tenemos que responder y no necesariamente en ese momento.

Este año Tributación cambió las declaraciones obligatorias. Hay que presentar una en marzo, y no hacerlo significa una multa de más de 100.000 colones. Fijo la mayor parte de la gente se asustó, hizo una nota mental para recordarlo, y a los 10 minutos pasaron a cosas más importantes y se les olvidó.

Y si mis proyecciones son correctas, Tributación va a ser muy feliz con sus ingresos por multas en el 2010.

La mente humana, por más buena que sea, no soporta almacenar más de 5 o 6 cosas a corto plazo, y si no me creen hagan la prueba. Todas esas "notas mentales" que se hace la gente terminan olvidándose a los 5 minutos, conforme nos bombardean con cosas más urgentes en el momento. Tienen algún compañero de trabajo que promete todo, y al final se le olvida siempre cumplir? Probablemente a los 5 minutos le cayeron con algo más importante, y naturalmente se le olvidó lo demás.

Afortunadamente se inventó el papel y lápiz. Y ya no tenemos que lidiar con una memoria a corto plazo cada vez más escaza. Si nos hacemos el hábito de apuntar las cosas, todas las cosas, sin importar qué tan pequeñas sean, nuestra memoria se libera del estrés de tratar de recordar todo, y nos empieza a rendir como tiene que ser.

También existen todos los demás inventos. Las agendas, los iPod, las grabadoras de voz, el Outlook, Google Calendar, Gmail, Toodledo, planificadores diarios, planificadores semanales, planificadores mensuales, anuales y las runas milenarias de los vikingos. Y todos son muy buenos y funcionales.

Pero en mi opinión, el método más simple sigue siendo el mejor. Papelitos, lapicero y un folder para guardarlos y que no se pierdan. Y luego todo se consolida en una lista, de donde podemos ir marcando lo que terminamos.

Simple como es, le gana por mucho a tener que acordarse de 500 cosas todos los días.

Y de paso, es menos estresante. Haga la prueba.

lunes, 25 de enero de 2010

Los vagos al parque

"A vaguear al parque", me acuerdo que era el dicho hace un tiempo cuando uno estaba sin hacer nada mientras todos alrededor estaban tratando de bretear.

Deberían rescatarlo y enseñárselo a Albino Vargas, Rolando Blear y al poco de sindicalistas vagos que desde la semana pasada decidieron adueñarse de las oficinas del Ministerio de Trabajo.

Y lo que más da cólera es que ni la más mínima verguenza les da. Están pretendiendo violentar los derechos fundamentales de los mismos trabajadores que representan, y además pretenden que los declaren con inmunidad y les levanten todas las denuncias que les han puesto en el Ministerio de Trabajo.

Encima de todo llegan a adueñarse de un edificio público e impedir su funcionamiento normal, como si fuera de su propiedad.

Yo no sé, pero hasta donde entiendo si yo llegara de precarista y me sentara en un despacho de una institución pública, y no quisiera salir, fijo me mandan a sacar a la fuerza.

Entonces? Los ciudadanos tenemos que responder ante la ley y las reglas, pero los sindicalistas no?